Solo el 17,3 % de la muestra es consciente de que la calidad del aire interior es peor que la calidad del aire exterior

Sin embargo, al preguntarles sobre el grado de preocupación que les genera la calidad del aire (exterior e interior), apenas existe diferencia entre ambas (en una escala de valoración del 1 al 7, el grado de preocupación con respecto al aire interior es de 4,66, frente al 4,82 del aire exterior). Este resultado de la muestra podría significar que no se percibe una diferencia real entre la calidad del aire interior y exterior y que es este último, del que más se habla, el que marca el grado de preocupación.

Concretamente, los perfiles que más se cuidan y con hábitos más saludables (alimentación sana, ejercicio regular...) y los mayores de 60 años son los que parecen estar más concienciados por una buena calidad del aire interior. ¿Podría tener esto que ver con el hecho de que las personas con un estilo de vida más saludable se mantengan más informadas de manera general? Y, los mayores de 60 años, por su parte, ¿estén más influenciados por el contexto actual de la COVID-19?

Solo el 13% afirma que sí dispone de un sistema para mejorar la calidad del aire en su casa

Sin embargo, este dato no es de extrañar si tenemos en cuenta el desconocimiento generalizado que existe en cuanto a la presencia de contaminantes en el aire interior de nuestros hogares y, por ende, a cómo actúa la ventilación mecánica controlada en estos espacios interiores.

Esta idea parece confirmarse cuando preguntamos a los participantes que han respondido de forma afirmativa, de qué tipo de aparato o sistema disponen para mejorar la calidad del aire interior en su hogar: un 91% habla de sistemas de climatización, purificación o humidificadores y solo el 9% hace referencia a los sistemas de VMC.

El 80% de los encuestados afirma que a raíz de la COVID-19, ha aumentado su preocupación acerca de la ventilación en espacios públicos interiores

Además, ante la pregunta "¿dónde crees que existe un mayor riesgo de propagación del virus?​, el 92 % de los encuestados opina que el riesgo es mayor en espacios interiores. Concretamente, los encuestados apuntan a los medios de transporte públicos y a la hostelería como los lugares que presentan un mayor riesgo.

Los resultados muestran que los espacios interiores, principalmente del ámbito público, generan desconfianza en los ciudadanos. En consecuencia, existe una tendencia a evitar estos lugares ya que, según opinan los encuestados, es ahí donde se produce gran parte de los contagios, con una mayor concentración de personas.

Cuando se les pregunta sobre el grado de seguridad que les proporcionaría saber que en estos espacios interiores el aire se renueva y purifica completamente cada 7 minutos, tal y como hacen los sistemas de ventilación mecánica controlada, un 92% afirma que se sentirían más seguros. Una respuesta que coincide con el mayor grado de eficacia que acuerdan los encuestados a la ventilación y al uso de mascarilla como medidas preventivas frente a la expansión del virus.

Los resultados de la encuesta son el reflejo de una preocupación fundada en torno a la calidad del aire en espacios interiores, tanto públicos como privados, generada por la pandemia mundial.

Tal vez haya llegado el momento de llevar a cabo cambios estructurales en cuestión de edificación para fomentar el desarrollo de lugares más seguros, saludables y sostenibles, preparados para posibles situaciones similares en el futuro, que protejan nuestra salud y, además, lo hagan de forma eficiente.